Si se deja de soñar, de reír, de recordar,
si el corazón ya no late con vertiginosa pasión, las lagrimas no brotan y
los suspiros no se escapan en medio de sonrisas desprevenidas, es mejor reposar
en brazos de la parca y sin embargo allí en medio de las tinieblas eternas de
seguro encontraremos razones para seguir
y hagamos esta vida eterna.