A pesar de mi pasión por el cine y los libros, me es casi imposible
responder cuando se me pregunta cuál es mi filme o libro preferido, y la
respuesta no es tardía porque no pueda escoger, sino mas bien porque no logro
recordar, me siento como si solo hubiese visto o leído uno o dos ejemplares y
de la manera más retardada empiezo a recordar títulos después de un par de
horas, si ya sé que debería ser más fácil, sin embargo esa no es la peor parte, porque
para salir pronto del paso y arriesgándome a pasar por “poco interesante” doy
como respuesta uno de los primeros títulos que recuerdo (pero que claro es de
mis aprecios), el problema real viene después
cuando yo mismo me hago la pregunta. Ya teniendo preseleccionados unos cuantos
filmes o libros (quizá no lo haya dicho
antes, pero algunas veces soy obsesivo, lo que me lleva a querer tener
respuestas definitivas incluso para el caso de preguntas irrelevantes como la
que aquí se plantea) inicio el arduo trabajo de buscar las razones que para mi
pueden hacer “preferido” a un libro o
filme, todo se complica cuando encuentro que ellos son como los padres- y se
que la analogía puede gustar- uno no puede concluir si prefiere a su padre o a
su madre, uno puede concluir con cual tiene más afinidad o cual le da más
tranquilidad o lo consiente mas, pero al final los dos son importantes, gracias
a lo que es uno y otro uno es lo que es, pasa igual con los libros y los
filmes, cada uno de los que hemos visto o leído y que nos han impactado como
para guardarlos dentro de nuestros aprecios nos han aportado algo de alegría,
de tristeza o hasta de misantropía y nos han construido poco a poco hasta
convertirnos en estos seres que identifican sentimientos y sensaciones de
manera tan honesta. Sigo sin responder claro, pero el lector ya entenderá las
razones por las cuales no me es posible dar una respuesta certera, y si a mis
argumentos le sumamos que a veces se está triste, o alegre o de mal genio y que
esos estados eufóricos nos pueden llevar a querer más un filme o libro en determinado
momento ( y es que claro es más fácil querer por ejemplo un filme romántico
cuando se está enamorado, que cuando se está en medio de una batalla campal con
la pareja) podra concluir que la retorica de este texto no ha sido en bano. No
obstante siempre hay un “top 10” de los filmes que uno más quiere (puede ser un
poco más amplio dependiendo del individuo) y como si fueran hijos a todos se
les quiere por igual (Se dan cuenta que son padres y son hijos? No les falta
sino ser espíritu santo para ser “divinos”). En mi listado esta Amelie, Paris,
La historia de Ptinto (en el blog hay una entrada al respecto), Pi el orden de
caos, Bajo el sol de la Toscana, etcétera, etcétera, y también Garden State (Algo
en común en español) que es quizá de donde viene tanta palabrería, curiosamente
es uno de mis filmes preferidos, pero no suelo recordarlo a la primera, ayer lo
vi de nuevo (ya perdí la cuenta de cuantas veces lo he visto) y me sentí tan entusiasmado como
la primera vez, quizá ilusionado un poco, y es que este filme sabe despertar
eso en mi, esa inocente ilusión de encontrar cosas perfectamente imperfectas y
tan amables, el deseo de conocer al cambiar y quizá de reencontrarse con la
inocencia, esa que hace ver las cosas de una manera tan diferente. Tengo que
decir que mas allá de todo eso que leo entre líneas en medio de las escenas del
filme, la banda sonora es espectacular y que si, desde que la conocí aprendí al
escucharla a ver las cosas de una nueva manera y a esperar siempre al alguien
con quien inventare una nueva manera de comunicarme, para hablar ese lenguaje que nace en medio de gestos,
risas, besos y caricias y que solo un par de amantes pueden entender. Sin más
de este discurso dejo la película a su consideración y como abrebocas parte de
la banda sonora New Slang de The Shins.
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