Llevo ya un buen rato frente a la
pantalla en blanco esperando encontrar palabras que se hagan excusas para poder
subir la música que por estos días me anda batiendo el alma, no encuentro un
discurso que se haga adecuado porque estoy seguro que ellas hablan por si solas,
quien alguna vez me obsequio la primera melodía no tenía ni idea de todo lo que me estaba
regalando, no por esa primera canción, mas si por todas las que vendrían después,
hablándome de esta vida tan real y que a veces duele pintada por acordes y
notas de manera tan exacta a la que mis ojos ven todos los días y a la que mis
pulmones respiran, y es que a veces se ama hasta sangrar, se dice adiós sabiendo
que no hay nada que agradecer y que al final hay que despertar del cuento de
hadas que solo uno se invento para esperar con anhelo la próxima noche e
iniciar una nueva historia en la quizá por fin alguien sea capaz de leer en
nuestra mirada los anhelos del corazón.
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