lunes, 14 de enero de 2013

Las Mujeres del Sexto Piso



Fue entonces cuando después de una pausa se besaron, todos los que nos hallábamos a su  alrededor guardamos silencio tratando de conservar el momento: de hacerlo nuestro también, habíamos esperado demasiado para que pasara como para no considerar que nos merecíamos un poco de ese efímero placer, los rostros inmóviles que conformaban el auditorio reflejaban la luz blanca de la pantalla y como un grupo de polillas simplemente se dejaban llevar por lo deslumbrante del momento. Y así me reencontré con el goce de una película un domingo por la tarde, de la buena compañía, de la ilusión de los días venideros que prometen nuevos sueños y hermosos despertares.

 

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