viernes, 7 de septiembre de 2012

Demonios

Me levante con la plena disposición de escribir, mirando a la ventana que auguraba un día de sol me puse en pie, desayune, me bañe y asistí a la cita con mis musas… y que paso? Nada, las musas jamás llegaron, quizá prefirieron salir e ir de compras en un día como este o solo lo olvidaron que se yo, un tanto mal humorado, vestido y alborotado y después de ver un buen rato la pantalla en blanco decidí darle espacio a mis demonios; ellos no son muy buenos con la redacción, pero después de todo siempre están al asecho, tienen un ansia de protagonismo que hace que su razón de ser sea en algún momento aguarnos el día, sin embargo, yo que ya he aprendido un poco a lidiar con ellos decidí darles la oportunidad, también tienen cosas que contar y si son de esos demonios viejos con los que uno ha cargado la mitad de la vida de seguro tendrán una anécdota que contar; algo gracioso o escalofriante, quizá truculento y recóndito. Claro está que los demonios tienden a parecerse al ente que los carga, los míos son más bien furaños y locos, un tanto psicóticos y muy sicópatas, todas estas características hacen que se peleen entre ellos mismos, hagan desorden, rompan mesas y vuelvan un asco mi cabeza, pero que al final terminen por reconciliarse y llenos de abrazos y gestos de cariño me dejen en paz y todo vuelva a la normalidad, si quieren aterrizar un poco la idea imaginen un PUB lleno de irlandeses en fin de semana con partido de futbol incluido, ya lo imaginaron?, ahora supongan que “sin querer” uno derrama la cerveza encima de otro, ese otro que es dinamita a punto de explotar (Freeeeedooommm!!! y la cara pintada de colores…), booommm explota y entonces de manera casi que instantánea todo el PUB se convierte en un hervido de puños, patadas, mordiscos y cabezazos. Después de un rato; si la policía no ha llegado, los templados luchadores ya han caldeado sus ánimos y con las cejas rotas, los labios hinchados y los dientes en el piso celebran el triunfo del espíritu sobre las diferencias del futbol, bien, así se comportan mis demonios; no dañan a nadie, no se hacen mas feroces, ni desaparecen, solo han creado una convivencia sana entre ellos  y de alguna manera con migo mismo.
 
Después de contarles esta historia sobre mis demonios  acabo de darme cuenta de que mis demonios tampoco han sabido venir, ni siquiera los más viejos y conocidos, incluso los que parecen vivir conmigo el día a día hoy han fallado. En medio de la desolación me he encontrado con un pequeño demonio con los ojos rojos, ojeras y un frasco de Gatorade en la mano, el me ha enterado que demonios y musas han pasado la noche de juerga en la casa Érato (musa de la lirica coral) quien había ganó su decimo disco de oro e invitó a todos para celebrar, que ahora que me veía me recordaba que en un par de horas seria el asado en la piscina y que estaba cordialmente invitado, levantando la mano y terminando su Gatorade de mandarina se despidió en medio me mi obvia consternación, yo, que esta mañana me había levantado con la plena disposición de escribir me devolví a casa con el papel en blanco y las ideas a medio revolver.
Bueno,  ahora los dejo, tengo un asado en un par de horas, quiero aprovechar la piscina, estar en medio de demonios y musas, escuchar música, tomar el sol y quizá al atardecer mirando al sol con los pies dentro del agua seduzca a Calíope para por fin poder escribir…
 
 
 
 
 

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